Nací en una hermosa villa marinera que llevo en el corazón...mi Gijón del alma, donde espero volver muy pronto, y a donde viajo con mi pensamiento casi a diario para reencontrarme con aquel niño rebelde y creativo que fui y que aún vive en mí.

De haberme dedicado durante muchos años a servir a los demás en el sector de la hostelería, pasé a volcarme de lleno en el mundo del metal, dos profesiones totalmente diferentes.

Desde entonces, he trabajado moldeando y transformando este duro material y he terminado por enamorarme de esta fantástica aleación que es el acero inoxidable, en la cual me he especializado. Primero de forma industrial, donde la calidad de una simple soldadura determina la validez de un trabajo. Después me fui sumergiendo poco a poco en el mundo de la decoración, donde fui descubriendo las miles y miles de aplicaciones en las que el acero inoxidable se transforma gracias a la mano del hombre.

Pronto creé mi propia empresa, siempre movido por un espíritu inconformista, donde los únicos límites posibles serían aquellos más allá de mis propios sueños. Mi tendencia al perfeccionismo me ha llevado a esforzarme cada vez más, en busca de la excelencia que proporciona esta fantástica e increíble aleación que todo el mundo reconoce, pero pocos llegan a comprender.

En esta nueva aventura fueron muchos los caminos que recorrí tratando de experimentar y buscar nuevas aplicaciones y posibilidades para este noble metal. Mis primeros pasos me llevaron a diseñar proyectos para empresas relacionadas con la automoción y la náutica. Más tarde llegaron los primeros encargos de mobiliario urbano, decoración de interiores, exteriores, jardines, artesanía e incluso joyería.

Mi objetivo siempre ha sido y sigue siendo lograr la excelencia en cada trabajo realizado, buscando incansable y persistentemente esa perfección única que es capaz de edificar abismos en este increíble y gratificante oficio.

Fue el encargo de un farmacéutico, el que daría un nuevo sentido a mi relación con el metal. Esa pieza única: La Cobra, funcional a la par que decorativa, me asomaba a un mundo que cambiaría mi mente, mi vida y en definitiva la forma de ver mi trabajo. Es entonces cuando mi querido y fiel amigo, el acero inoxidable, se convertiría en mi mentor, enseñándome nuevas posibilidades, formas, colores y su camaleónica e increíble verdadera identidad.

Fue a partir de ese instante que emprendí una batalla llena de desafíos, retos, e incertidumbres, pero también alegrías, aprendizaje, pasión y entendimiento.

Encontré en este metal un aliado que me susurra mientras trabajo, un maestro que me acompaña y logra que me reinvente como persona y como profesional, transformándome en alguien que busca “el sentir” más que “el tener”.

La locura se entremezcla en este mundo intangible, donde el acero es la herramienta o el medio que utilizo para llenar mi lienzo de estrellas. Es mi socio, mi aliado y hasta mi confesor

Moriré sin haberlo conocido del todo, y hasta entonces, seguirá sorprendiéndome en cada conversación. Lo cierto es que no sé cuál será el último asalto, pues la batalla continúa día tras día, con cada soldadura, cada golpe de martillo y cada brillo arrancado del alma de mi fiel amigo.

Terminará esta batalla cuando haya escrito mi último aliento y plasmado mi último sueño, cuando no me queden fuerzas para sujetar las herramientas con mis manos o cuando haya terminado de enloquecer. Hasta entonces, me queda seguir recorriendo caminos imposibles, seguir creando, seguir soñando y seguir dialogando con este fiel aliado, amigo inquebrantable e inoxidable que tantas, tantas satisfacciones me ha regalado, para seguir tratando de sorprenderte y de emocionarte a ti, que me estás leyendo.

¡ Gracias por tu tiempo. !

Carlos Fierro

"Creativo y Soñador"

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